sábado, 19 de marzo de 2011

¿Qué se esconde detrás de la magia del circo?

Cuando la gente escucha la palabra circo, piensa en dulces, animales "salvajes" y diversión. Sin embargo, detrás de la magia del circo se esconde todo un mundo de sufrimiento animal. Estos animales, son obligados a participar de un show que termina afectando su salud física y mental. 



El transporte puede ser una tortura

Algunos de los circos más importantes viajan durante aproximadamente 48 semanas al año, cubriendo enormes distancias. La programación de los circos está hacha para maximizar la cantidad de espectáculos, no para alivianar el sufrimiento de los animales. En verano, algunos circos viajan a zonas de altas temperaturas en busca de público, obligando a los animales a padecer calores extremos dentro de los vehículos de transporte. Lo mismo ocurre en invierno con las zonas de bajas temperaturas.

Los animales son transportados en camiones o trenes. Los tigres viajan en jaulas, tan pequeñas, que no pueden siquiera voltearse. En estas jaulas deben comer, dormir y defecar hasta llegar a destino. Por lo general, los animales no bajan de los transportes apenas llegan al lugar del espectáculo, esto es debido al tráfico vehicular, o porque han llegado más tarde o temprano de la hora señalada. En este caso, los animales son forzados a esperar dentro de los vehículos durante horas bajo condiciones extremas de temperatura.

Entrenados con miedo

Los circos obligan a los animales a realizar actos que no tienen ninguna semejanza con lo que estos animales están acostumbrados a hacer en estado salvaje. Estas actividades antinaturales van desde un tigre saltando a través de un aro en llamas a osos montando bicicletas. Los animales salen muchas veces lastimados mientras practican estos trucos, por ejemplo tigres que sufren quemaduras. Para entrenar a estos animales, con el objeto de que realicen actividades antinaturales, se necesita látigos, collares de ahorque, instrumentos para picar eléctricos, ganchos de metal y otras herramientas. Cuando vea elefantes, podrá apreciar que los empleados del circo portan una herramienta llamada ankus (vara de madera con un filoso gancho en la punta) la cual se utiliza para evitar comportamientos no deseados. El ankus, se aplica en las zonas más sensibles del elefante, como los pies, atrás de las orejas, bajo el mentón, dentro de la boca y otras zonas de la cara, además de que muchas veces se utiliza directamente para golpear al animal.

La vida de constante confinamiento y frustración que llevan estos animales, los conduce a estados neuróticos. Se puede ver en los comportamientos estereotipados, como se el balanceo de la cabeza en los elefantes y el movimiento constante de los tigres dentro de las jaulas. Estas actitudes son síntomas claros de un stress psicológico muy profundo. En estado salvaje, los elefantes viajan grandes distancias y en grupo. En los circos, salvo cuando deben actuar, pasan el día encadenados por las dos patas, lo que les imposibilita caminar. Es sabido que los elefantes forman fuertes lazos familiares, sin embargo, en los circos estas familias no existen o están separadas.

Los animales de circo no proveen una verdadera herramienta educativa para el público, ya que son forzados a realizar trucos que no harían en forma natural si estuvieran libres. Lo único que los niños ven es animales desesperanzados que realizan lo que el medio hostil y antinatural les pide.

La seguridad pública: una causa de preocupación

Tener animales en los circos es una amenaza para la seguridad pública. El hecho de que haya animales salvajes en las calles debe ser para las comunidades una causa de preocupación. Cuando los animales son transportados en trenes, deben ser conducidos al sitio donde se instalará el circo. Los animales y el tráfico están codo a codo en las calles. Además de las extremas temperaturas, deben pisar en asfalto caliente, no tienen acceso a agua, arboles o un pequeño charco de barro. Los entrenadores muchas veces privan a los animales de comida y agua para reducir la cantidad de excremento y como forma de entrenamiento.

Se han escapado elefantes de varios circos, provocando grandes daños, lastimando y matando personas. Desde 1990, 18 personas han muerto en Estados Unidos, y 86 resultaron heridas. En 1994, un elefante llamado Myke mató a su entrenador, y escapó por las calles de Honolulu, Hawaii, lastimando a varios espectadores y dañando propiedad privada. La policía terminó dando muerte a Myke frente al público. Otros accidentes han sucedido debido a elefantes que se asustaron con las bocinas de los autos. Existen varios casos de tigres que han matado a sus entrenadores y escapado, atemorizando a comunidades enteras.

Estudios realizados a elefantes de circo, han revelado que muchos están infectados con tuberculosis proveniente de humanos. Estos animales muestran mayores problemas inmunológicos desde que están en contacto con humanos, ya sea durante los comerciales o cuando pasean niños en sus lomos.

Circos divertidos

Existen circos que son divertidos y no promueven el abuso de los animales. Estos circos sin animales ofrecen un maravilloso espectáculo para la familia, llenos de suspenso y entretenimiento, pero más importante, sin sufrimiento animal. 

Algunos casos de asesinos en serie

No todo individuo que haya maltratado a animales acabará siendo un asesino en serie, pero casi todos los asesinos en serie cometieron actos de crueldad con animales
Dr. Randall Lockwood, psicólogo, vicepresidente Humane Society of the USA

La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano... es una señal de alarma
Supervisor y Agente Especial del FBI Allen Brantley

El FBI conoce la relación y la utiliza en la elaboración de perfiles de asesinos en serie. Algunos de los más conocidos como Jeffrey Dahmer, Alberto DeSalvo, David Berkowitz o el Vampiro de Dusseldorf empezaron sus fantasías de torturas y crueldad con animales no humanos. En un estudio de 36 asesinos múltiples convictos llevado a cabo por el FBI en 1970, el 46 % declararon haber torturado animales durante su adolescencia.

JEFFREY L. DAHMER confesó haber asesinado, desmembrado y, en algunos, casos, cometido actos de canibalismo con 17 varones. De niño, Dahmer empalaba perros y clavaba estacas a gatos en su jardín. Dahmer fue condenado a muerte, pero antes de que se llevara a cabo la sentencia, otro preso acabó con él en 1994.

EDMUND EMIL KEMPER III fue condenado en 1973 por 8 cargos de asesinato en primer grado (8 mujeres incluyendo a su propia madre). A los 13 años mataba a los gatos del vecindario (a veces enterrándolos vivos), ponía sus cabezas en estacas y hacía conjuros con sus trofeos. Cortó a rebanadas la cabeza de un gato con un machete, decapitó a su propio gato y lo troceó... Exactamente lo mismo que hizo con su madre años más tarde...

ALBERT DESALVO El Estrangulador de Boston mató a 13 mujeres en 1962-3, pero fue sentenciado a cadena perpetua por robo armado, asalto y delitos sexuales hacia 4 mujeres. Cuando era joven, atrapaba gatos y perros en jaulas y se divertía lanzándoles flechas a través de las rejas.

LUKE WOODHAM (Pearl, MS) A los 16 años, apuñaló hasta la muerte a su madre y luego se dirigió al Instituto, donde disparó a sus compañeros, asesinando a 2 e hiriendo a otros 7. Anteriormente, Woodham había relatado en su diario cómo pegó, quemó y torturó a su perro, Sparkle, hasta la muerte, describiendo esta atrocidad como verdadera belleza. Un vecino fue testigo de parte de la tortura a Sparkle, pero no lo denunció (seguramente nunca hubiera imaginado lo que puede esconderse detrás de semejante acto, a parte de la crueldad intrínseca)...En junio de 1998 se le declaró culpable de 3 asesinatos entre otros delitos, por los que fue sentenciado a más de 3 cadenas perpetuas.

KIP KINKEL (Springfield, OR) A los 15 años asesinó a sus padres e incendió la cafetería de su Instituto, causando la muerte a 2 alumnos e hiriendo a otros 22. Siempre nos explicaba lo que hacía con los animales... Le gustaba torturarlos y contárnoslo. Decapitaba gatos, viviseccionaba ardillas... declaró un compañero de fútbol americano de Kip Kinkel, en el New York Times 5/22/98 
Durante el asalto a la cafetería su cara era normal, parecía que lo hiciera cada día... Y lo hacía cada día, pero nadie lo tomaba en serio si sus víctimas tenían 4 patas-agregó el columnista del Denver Post Chuck Green.

ERIC HARRIS y DYLAN KLEBOLD (Littleton, CO) de 18, y 17 años respectivamente, llevaron pistolas a su Instituto y asesinaron a 12 estudiantes y un profesor antes de suicidarse. Varios amigos afirmaron que a Harris le gustaba aplastar las cabezas de ratones con una regla y prenderles fuego. Según la prensa, el Reverendo Don Marxhausen, que ofició el funeral de Dylan Klebold, dijo Sí, los padres sabían que el chico tenía armas de fuego en casa, pero creían que era para disparar a pájaros carpinteros. 

Tauromaquia o el Perfeccionamiento del Sadismo

Un análisis de los eufemismos usados en el discurso taurino y de la inconsistente y arbitraria argumentación de sus defensores, revelará a esta tortura reglamentada como una de las mayores mascaradas de la sociedad del espectáculo, a la vanguardia en la creación de simulacros. Tortura maquillada para ocultar las miserables realidades de un negocio que promociona la violencia incluso por canales mediáticos.


El toro:
Su ‘nobleza’ reside en la manipulación por parte de los ganaderos para obtener un animal que, ante el peligro, ataque sin pretender la huida. Genéticamente se buscan toros con mucho peso y poca fuerza, por si los puyazos del picador en el tercio de varas de la corrida, o los arpones en el tercio de banderillas -amén de las ilegales pero usualmente empleadas prácticas previas-, no fueran suficiente para quebrantarlo. 
En libertad, este herbívoro manso sólo combate contra otro frente a una vaca en celo. Empuja las testuces -no los cuernos- hasta que su contrincante cede. Sólo cuando es aislado de la manada se asusta y entonces usa sus cuernos no por bravura sino por miedo. 

-Las cuerdas vocales de los caballos de los picadores están seccionadas, para evitar que los relinchos de dolor molesten cualquier sensibilidad del público.

- Los riñones del animal en el burladero son golpeados con sacos de arena (para restarle fuerzas).

- Unos purgantes suministrados a la sazón le merman las fuerzas.

- Sus pezuñas son untadas con aguarrás, produciendo quemazón para hostigar su natural cachazudez.

- Los ojos son engrasados con vaselina.

- Torundas de algodón taponan la nariz del toro para aumentar su fatiga. 

Así es como sale a la arena, aterrado, encontrándose ante el único elemento móvil representado por la capa en vuelo. Estímulo al cual responde embistiéndolo ingenuamente en la lucha por aliviar el dolor que está sufriendo. 
El fraude tauromáquico reside en garantizar, disminuyendo a una de las partes, que la otra la destruya con crueldad. El dolor en el cuello provocado por las profundas heridas, que al igual que la hemorragia se agravan con el movimiento del animal, lo obliga a bajar la cabeza, posición indispensable para que el valiente torero pueda clavarle la espada. Aquéllo de que el toro no sufre es una farsa tan insostenible desde lo biológico que referirse a la ‘bravura’ y la ‘entrega’ de un animal acuciado por el dolor y la imposibilidad de huir es una burla más que lamentable. 
El espectáculo taurino propicia el aniquilamiento de la compasión de quienes participan y presencian la matanza, con vías a ocultar y/o tergiversar, los miserables detalles de su montaje. Com-pasión, que no significa lástima sino sentir con. Ponerse en el lugar del otro y padecer con él, com-padecerlo.

Capacidad que el ser humano posee independientemente de que la ejerza o no, y que es atacada de sentimentalismo por los cultores de ruindades ajenas, etiquetadas de tradicionalismo. Una sensibilidad alerta no podrá, sin embargo, anestesiarse, y en la configuración escénica del espacio-tiempo de la corrida, percibirá apesadumbrada la angustia de la muerte de quien es usado por simple divertimento. Sólo para los actores humanos hay representación, porque este ‘juego’ significa para el animal la pérdida de lo único que tiene y quiere: su propia vida.

No sólo la compasión está ausente, sino también la ética que deriva del uso de la razón humana, instrumento útil también para deducir que el dolor provocado voluntariamente es un mal moral, porque hay un acto específicamente provocado para causarlo. 
Junto a las numerosas fiestas populares españolas en las que se martirizan animales en medio de voluminosos gritos y agresivas borracheras, las corridas, en cualquier lugar del mundo, conforman una vergonzosa, cruenta sesión de tortura maquillada de costumbre, embebida de simulacro. 




Un espectáculo particularmente cruel, como sólo es capaz de planear el animal humano.

Matanza de focas bebés en Canadá

Nos hemos enterado en los medios de comunicación de un cruel hecho que ocurre en Canadá. El gobierno de ese país promueve la matanza, en una forma despiadada de miles de focas en su territorio. La meta es matar 350.000 focas para llegar a casi un millón en tres años.

Ellos aducen la sobrepoblación que podría darse de este simpático e inofensivo animal, cosa que no resulta cierta y no es justificable de ninguna manera, ya que las condiciones climatológicas, el deshielo y otros factores han hecho que la población de estas focas vaya en descenso.

El método para matarlas resulta terrible aun cuando afirman que es humanitario, esto no es así, veamos por qué. Se les golpea en la cabeza. Sin embargo, un solo golpe no las mata, así que o se les golpea una segunda vez o se les deja en el hielo agonizantes, se les inserta un gancho para arrastrarlas aun vivas o bien, se les quita la piel cuando todavía están conscientes.

Las estadísticas mostradas por el IFAW, grupo que ha documentado los hechos, dicen que el 79% de estos tipos no han revisado si los animales aun están vivos cuando son despellejados, lo cual les ocasiona un sufrimiento inaceptable.

Las regulaciones no se han respetado y como afirma este grupo no ha habido cargos hacia alguien a pesar de que los abusos son excesivos, se les deja morir y sufrir y aun vivas experimentan demasiado dolor. 
Un efecto importante además es en la generación y promoción de la violencia, fomentadas por el Gobierno. Porque no puedo imaginar que estos hombres después de haber matado y torturado a estos animales indefensos regresen a casa con una conducta pacífica y respetuosa de la vida.

Además, se ha demostrado que quien agrede a animales, puede tener conductas similares con niños y mujeres. Así que un gobierno fomente y difunda estas conductas creo que al final conduce a daños terribles a un país y finalmente al mundo. Que luego no nos extrañe y asombre la violencia, agresión y terrorismo que se vive en el mundo.

Y este grado de crueldad y saña no es tolerable en una sociedad con mayor grado de civilización y desarrollo como lo es Canadá. De ahí surge la pregunta acerca de cuál debe ser nuestra relación con los animales. Creo que como seres racionales, los humanos tenemos una responsabilidad con la naturaleza, el medio ambiente, incluyendo plantas y animales.